miércoles, 22 de julio de 2009

"Le saludo muy atentamente"

Cinco años que se desdibujan de los almanaques, que se pierden sin nada que perder, que se esconden debajo de la almohada, que se emborrachan por no volverla a ver.
Y yo que estoy cinco años más viejo, cinco años más lejos y cinco años más muerto. No pretendo hacerla reflexionar, arrepentir o incitarla a devolverme las llamadas y los mensajes.
Tal vez, desee volver a verla, escucharla o dejar de pensarla, vaya uno a saber.
Mil quinientas hojas llevaría la carta que desearía enviarle a usted. Mil quinientas razones existen para excusarme de seguir recordándola. Mil quinientos días han pasado sin saber de sus palabras incansables, de sus seguridades, de sus promesas que nunca ha hecho. Las hojas del almanaque se han vuelto sepia, se han cubierto de telarañas, se han marchitado casi tanto como mis sentimientos.
Pero sepa usted que tampoco la lloro, que tampoco la busco, ni le dedico demasiadas horas de insomnio. Tampoco sé la verdadera razón de escribirle estas líneas insensatas, quizás sea porque en el fondo yo entienda que jamás llegarán a sus manos. O tal vez, todo lo contrario. Quizás nada de todo lo que diga o escriba tenga sentido. No sé si la verdadera razón de estas palabras sea transmitirle que aún padezco las embestidas de sus sueños, la agonía de su recuerdo y el ardor de sus últimas palabras que todavía embriagan mis oídos.
Quizás le haya escrito porque aún tengo más preguntas que respuestas, más dudas que certezas, más deseos que reproches y más esperanzas que desconsuelo.
A menudo me sorprendo hablando solo, pensando en voz alta sobre el color que tendrán sus cabellos, las palabras que ocuparán su boca,o los sentimientos que habitarán su corazón.
Sin deseo de seguir quitándole parte de su tiempo, quiero darle las gracias por leer este mensaje, aunque haya tenido que buscarlo entre la basura.
Aunque prefiero la radio a la tele, el whisky a la cerveza, las lágrimas a la sangre, un libro al cine, la poesía a los discursos, el café al té, Benedetti a Borges, la verdad al consuelo, el campo a la playa, el silencio al grito, un abrazo a un beso (aunque juntos, sería mejor), sepa que nada existe sobre este universo que prefiera más que a usted.
Sin otro motivo, le saludo muy atentamente.

(Fecha: 3 de Mayo de 2005)

sábado, 11 de julio de 2009

Nuestros cuerpos

Nuestros cuerpos derramados
Entre las sábanas y el colchón
Devorándonos a besos
Ahogándonos en sudor.

Nuestras manos están tibias
Y mi boca sigue al acecho
Esta cama nos envuelve
Y me refugio en tu pecho.

Dulce fruto, tu alocado vientre
Que tienta a mi delirante alma
Mis gristos aún se oyen
Descendiendo por tu espalda.

Que se fundan nuestras piernas
Y estas sombras se entremezclen
Que me pierda dentro tuyo
Y calme tu sed ardiente.

(Fecha: 10 de Agosto de 2001)