lunes, 1 de junio de 2009

"Sin un mínimo sentido"

En la madrugada de mis treinta, bajo el frío del casi invierno, asomado a mi incompleto vaso de whisky sin hielo y con el aroma del cigarrillo recién apagado.
Iluminado solo por la tenue luz del monitor que en silencio me observa sin saber a ciencia cierta que estoy haciendo aca.
Ese ruido del silencio de la soledad que escucho sin alterarme, sin sorprenderme, quizás porque él sea el que ya está acostumbrado a mí, casi tanto como yo a él.
Completando renglones con letras que presiono casi sin pensarlo, casi sin mirarlas, pero claro que no sin sentirlas.
Mis dedos fríos por el clima, por los años y la mala alimentación, siguen escribiendo esperando que en algún momento, en algún párrafo, encuentren algún sentido.
No recuerdo un buen libro, un buen poema o una espléndida canción a quien robarle ideas, melodías o coherencia. Pero no me olvido que esto es el verdadero reflejo de mi longeva vida.
Ni siquiera sé por qué vuelvo a escribir después de tanto tiempo, después de tanto silencio de mis manos. Vaya uno a saber dónde habrán ido a parar esas ideas, esas ganas, ese sentido. Ni el optimismo de pensar que se habrán dormido, que permanecen aletargadas o que esperaban el momento adecuado para hacerme una visita, pueden convencerme que lo estoy haciendo otra vez.
Sigo huyendo de las cosas que me dieron miedo de adolescente, sigo encerrándome en una estructura que no me deja lugar a decisiones difíciles, sigo callando para no decir verdades, sigo caminando para no detenerme a llorar.
Los años se escapan, ellos no saben de mirar atrás, las canas que me espían, los cabellos que huyen silenciosamente y los dolores que me duelen en el cuerpo, por momentos me pueden hablar, pero me guardo esos diálogos para cuando tenga sentido comentarlos. Sigo guardando en cajones oxidados los sentimientos que tratan de convencerme que existen, pero que sin vacilar los ahogo, los disfrazo y los archivo sin titular.
Voy a seguir gastando los días, mirando sin observar, voy a seguir escuchando sin hablar, durmiendo sin soñar y viviendo sin proyectar. Voy a seguir pagando el precio del rescate, voy a seguir sin prender el televisor, voy a seguir cumpliendo años sin crecer y voy a pedir que nadie me culpe ni critique porque ya lo dije antes, quizás todo esto ni siquiera sea sobre mí, y tal vez tampoco sea yo quien lo haya escrito.

2 comentarios:

  1. Que dificil es mirarse para adentro y no encontrarse!!

    Pero los años no nos dejan solos... Sólo me gustaría que te atrevas a no menospreciar tus verdades y a no ofender a tus manos impidiendoles hablar... 30 años es un montón de cosas que decir no?

    Un abrazo enorme!

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